¡Cuidado! Llegan los dulces de Navidad

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Llega la Navidad y en este país, y cada vez más en el resto también, llegan los turrones. Esas tablas dulces llenas de azúcar que hacen las delicias de nuestros paladares durante esos días tan señalados, o incluso meses tan ¿señalados? Y es que las grandes superficies tipo Mercadona, Carrefour o Alcampo entre otras tiene puestos los estands de dulces de Navidad desde primeros de Noviembre y muchos de nosotros caemos irremediablemente en su compra.

Yo suelo respetar bastante las fechas (más que nada por no acabar como un “tonelete” después de Navidad) y aunque compre los dulces en cuanto los veo en los pasillos de los supermercados no como nada hasta que no empieza la verdadera semana de Navidad, del 24 de diciembre al 1 de enero. Eso sí, esa semana no me privo de nada y como pastas, polvorones, turrones, mazapanes, panetones y lo que haga falta, aunque yo no suelo comprarlo en los grandes supermercados porque soy fiel a Adelia Ivañez, turrón artesano online, porque me encantan todos sus productos y se nota que los hacen como antaño. Siempre hay hueco para el dulce en Navidad, y para la cigala, y las gambas y, por supuesto, para el cochinillo al horno.

A veces pienso que las fiestas en este país se reducen a comer, y a comer, y luego a comer un poquito más pero luego me acuerdo de las películas americanas donde las familias trinchan el pavo el Día de Acción de Gracias y entonces me doy cuenta de que no es solo cosa nuestra, que es más bien una costumbre social que, como mínimo, tenemos en los países del primer mundo: si se celebra algo se come y se bebe hasta hartarse.

Pensadlo bien, da igual la celebración que sea, un cumpleaños, un santo, un ascenso en el trabajo, aprobar la oposición, una jubilación, Navidad, el día de Reyes… sea lo que sea lo que vayas a celebrar hay comida por en medio y al final lo que le estamos transmitiendo a nuestros niños es que para celebrar hay que comer, y normalmente entre esa comida “especial” hay tartas y dulces varios. Incluso hasta el día de todos los santos, que lo típico en España es ir al cementerio a poner flores y volver a casa cansado después de la cola que has tenido que hacer para llegar hasta allí, tenemos dulces especiales: los buñuelos y los huesos de santo (supongo que para reponer fuerzas después de limpiar la lápida del bisabuelo).

Esto os lo dice alguien que adora el dulce, no puedo evitarlo y no lo escondo, pero tengo dos dedos de frente como para reflexionar sobre ciertas cosas y esto, obviamente, es para pensarlo bien.

La Salud

Lógicamente lo que hacemos con esas celebraciones es hincharnos a comer, de todo, y eso no es sano. Obviamente si llevas una dieta saludable y equilibrada y un día te tomas un trozo de tarta o un pedazo de turrón no pasa nada, absolutamente nada. El problema es que la mayoría de nosotros no nos conformamos con ese trozo de tarta si no que pensamos: ¡es fiesta, hoy no pada nada! Y entonces nos bebemos una botella entera de vino, tomamos aperitivos varios, luego el marisco, después el cocido de Navidad con pelotas de carne y para rematar la faena la copita de vino dulce, o anisete, con los dulces de temporada, es decir, turrones. Vamos, una barbaridad de comida que no cabe en nuestro estómago pero que, como es fiesta, nos la tragamos cual barbaros griegos.

Luego, el resultado de todo eso, es que acabamos hasta las narices de comer. Llega un momento en plenas fiestas en las que ya no quieres saber nada de dulces, mariscos o copitas de vino pero, aun así, sigues comiendo porque “es lo que toca” y más de uno se pone malo malísimo dela muerte y tira hasta la primera papilla.

Ahora bien, ¿es solo tu estómago el único que peligra en esas fechas? Me temo que no, tus dientes también lo hacen. Y es que según un estudio del Consejo de Dentistas de España, durante las fiestas de Navidad tendemos a desatender nuestra higiene bucodental porque salimos a comer fuera, quedamos con amigos en sus viviendas, y tomamos mucha tapa y aperitivo pero luego no nos lavamos los dientes hasta que no llegamos a casa, muchas horas después.

Si a eso le sumamos que muchos dulces del momento, como el turrón de Alicante o las peladillas de Navidad, están más bien duros de masticar, lo que sufre nuestra dentadura es digno de tener en cuenta, aunque muchas veces lo pasemos por alto.

Algunos consejos:

  • Si tenemos problemas de encías y sobre todo niños con aparatos de ortodoncia en la familia, debemos evitar los dulces blandos y golosinas pegajosas.
  • Si tenemos una dentadura débil, empastes y ortodoncias, los dulces duros podrían fracturar los dientes y dañar las ortodoncias.
  • Es siempre aconsejable después de comer, si estamos fuera de casa, llevar el cepillo de dientes o chicles sin azúcar, ya que estimulan la producción de saliva y limpia nuestros dientes.

Los dulces navideños más peligrosos para nuestros dientes:

— Fruta escarchada: su alto contenido en azúcar (81 gramos por cada 100 gramos) además de su alto contenido calórico, hace de este dulce un peligroso enemigo para los dientes. Y más aún si su textura pegajosa se incrusta entre las piezas dentales. Esto obliga a mantener una correcta higiene dental y si esta no se realiza aumenta el riesgo de caries.

— Guirlache: es el caramelo en estado sólido que se combina con la almendra. Su dureza y alto contenido en azúcar (51,3 gramos por cada 100 gramos) pueden romper alguno de los dientes.

— Chocolate a la taza: pese a que su contenido en azúcar supera al del guirlache (73,8 gramos por cada 100 gramos) sus restos son más fáciles de retirar debido al estado líquido del dulce. Tan solo hará falta enjuagarse de forma correcta los dientes tras el cepillado.

— Mazapán: este dulce cuenta con 49 por cada 100 gramos y al igual que la fruta escarchada, su textura viscosa se adhiere a los dientes y dificulta la eliminación de los restos incrustados en la dentadura. Para eliminar estos restos es aconsejable la utilización del hilo dental para los vacíos entre los dientes, a parte de una limpieza utilizando el cepillo de dientes.

— Turrón duro: la dureza del turrón puede dañar alguna pieza dental. Este producto cuenta con 45,1 gramos de azúcar por cada 100 gramos.

— Turrón blando: para eliminar sus restos más difíciles será necesario utilizar la seda y el enjuague para conseguir su eliminación completa. Además este producto cuenta con 25 gramos de azúcar por cada 100 gramos.

— Mantecados y polvorones: cuenta con 25 gramos por cada 100 gramos. Su contenido en azúcar y calorías son parecidos, contienen más de 500 calorías por cada 100 gramos de producto.

— Roscón: el gran problema de este producto son los dulces que lo adornan. La fruta confitada se pega a los dientes, el azúcar se cuela entre los dientes y las almendras se clavan en las encías. Por último la sorpresa del roscón puede llegar a ser desagradable si uno no se da cuenta de que le ha tocado. Cuenta con 24 gramos de azúcar por cada 100 gramos.

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