Mantener la boca sana no es una cuestión de adultos. Los pequeños de la casa, también deben cuidar de sus jóvenes dientes para evitar consecuencias en la dentición permanente. El cepillado a edad temprana y las visitas al dentista de manera preventiva, ayudan en la detección precoz de cualquier tipo de problema que pueda surgir en los dientes de leche. No por tratarse de una dentición temporal requiere de menos cuidados. Más bien podríamos decir que merecen un mimo especial, pues de su buen estado y los hábitos de higiene que se adquieran a esa edad, dependerá el buen estado y salud bucal futuro.
Dentro del campo de la odontología, la atención temprana ha cobrado mucha relevancia en los últimos años. Siendo una rama más del campo y gozando de una especialización absoluta. La odontopediatría es surge a consecuencia de una necesidad que es la de prestar una especial atención a la dentición infantil y todos los problemas bucales que padecen los más jóvenes. Ya no es una novedad acudir a una clínica dental como Dentalfit y encontrarse con una odontopediatra, el dentista especializado en odontología infantil. Esto es una gran ventaja puesto que estos profesionales no solo conocen a la perfección las afecciones dentales infantiles más comunes, también saben cómo tratar a estos pacientes que requieren una atención especial.
Como sucede con los adultos, la caries es uno de los problemas más comunes entre la población infantil. Junto con los traumatismos, suelen ser la mayor causa de visita a la consulta. Hasta hace pocos años, la errónea creencia de que los dientes de leche se caen y la dentición definitiva no va a heredar ese problema, invitaba a dejar las visitas al dentista a un lado. Por suerte ese pensamiento ha cambiado y sabemos de sobra que no es así. Un diente de leche “picado” y sin tratar, es sinónimo de caries en el futuro. No tanto por que se herede la caries como por el hecho de continuar con los hábitos que conducen a ella.
Como tratar la caries en un diente infantil
Cuando la caries que padece el niño o niña en su diente de leche es muy extensa, el nervio puede verse afectado. Exactamente igual que sucede con un diente permanente. En estas situaciones, lo mejor es realizar un correcto diagnóstico clínico y radiológico por parte del profesional para que valore la parte de nervio que se ha visto afectado y elegir el mejor tratamiento a realizar.
Lo más habitual es que sea necesario tratar el nervio de manera previa, es decir la pulpa dental o conducto, antes de proceder a realizar la reconstrucción necesaria. Los tratamientos de elección suelen ser endodoncias infantiles como la pulpotomía o pulpectomía, en función de la severidad de la caries y el nivel de lesión que padezca el nervio.
Cuando el odontólogo se encuentra ante un caso e caries que afecta a la pulpa a nivel más superficial, o únicamente a un punto en concreto del diente de leche, lo más probable es que solo sea necesario realizar un recubrimiento pulpar directo o indirecto. En el primero de los casos, el recubrimiento pulpar indirecto, se lleva a cabo cuando la caries se encuentra próxima a la pulpa sin afectarle directamente. Este recubrimiento en particular, consiste en colocar un material especial de aislamiento, biocompatible, que proporciona dureza al fino espesor del diente que no ha sido afectado, precisamente esa parte que queda entre el empaste u obturación practicado en el diente con caries y la pulpa del nervio central. Este tratamiento, también pude utilizarse en la dentición permanente.
Cuando se produce el segundo supuesto, el recubrimiento parcial directo, es a consecuencia de que la caries afecta de forma mínima pero suficiente a la pulpa dental, en un punto muy localizado. En este caso, se utiliza un material biocompatible que protege el punto afectado.
Sobre este material de recubrimiento, se cubre y rellena la cavidad dejada por la caries, dando lugar a un tratamiento de reconstrucción como la obturación o empasta. En algunos casos de caries severa, puede ser necesario realizar una incrustación para reconstruir la corona dental. Se trata de uno de los tratamientos de elección más habituales en la dentición definitiva joven debido a su potencial para la regeneración.
Cabe señalar que, algunos tratamientos de endodoncia infantil solo pueden llevarse a cabo en los casos en los que el diente afectado por la caries es permanente y no de leche.
¿Cuándo es posible realizar una endodoncia en un diente infantil?
Como ya hemos señalado, la endodoncia como tal no es el tratamiento de elección en los dientes de leche por muy grave que sea la caries que afecta al diente. Sin embargo, las endodoncias son fundamentales a la hora de salvar la dentición permanente cuando la pulpa del diente se ha visto comprometida por la caries y debe restaurarse la pieza dental. A este tratamiento tan habitual, se le conoce como desvitalización o más comúnmente, “matar el nervio”, aunque esta última denominación es confusa, puesto que el diente, tras la endodoncia sigue manteniendo su inervación y vascularización periférica.
En el caso de realizar una endodoncia infantil en un diente permanente, lo que se hace es eliminar totalmente, el paquete vásculo nervioso central que contiene la pulpa del diente y los conductos radiculares del diente definitivo adulto ya formado.
Por otro lado, los odontopediatras, pueden realizar una apicoformación o apicogénesis. Este tipo de endodoncia infantil aplicada a la dentición permanente y definitiva, se realiza en casos especiales y concretos, como puede ser un diente definitivo joven que ha recibido una agresión (caries o traumatismo), generando una lesión en el nervio que interrumpe el correcto y completo desarrollo de la pieza dental.
En estas circunstancias, el tratamiento endodóntico infantil, no solo desinfecta la pulpa y el conducto del interior del diente o la muela, se debe inducir la conclusión del desarrollo de la punta de la raíz del diente, denominada “ápice radicular”. Esto se logra rellenando los conductos con un material biocompatible inductor. La apicoformación es uno de los tratamientos de mayor importancia, puesto que si el ápice no termina de formarse de forma adecuada, la endodoncia practicada no logrará sellar el conducto, poniendo en peligro la permanencia del diente.
De forma ocasional, este tipo de tratamientos, requieren de la intervención de un odontólogo experto en endodoncia de adultos, por lo que la mejor manera de evitar llegar a este extremo, es practicar la odontología preventiva. Los odontopediatras, tratan de llevar a cabo los tratamientos más completos y complejos para que el desarrollo dental de los más pequeños se realice sin problemas.
Antes de concluir, explicar la diferencia existente entre las endodoncias que se pueden practicar: la pulpotomía y la pulpectomía. Cada una de ellas con una finalidad en concreto y una forma de proceder particular aunque bastante similar.
En lo que a pulpotomía respecta, esta se realiza cuando el odontopediatra observa a través de una imagen radiológica, una caries muy próxima a la pulpa dental o incluso, la toca directamente. Este tratamiento, consiste en limpiar y descontaminar la caries, retirando parcialmente la pulpa o parte del nervio afectada directamente. Este tratamiento pude realizarse indistintamente en dentición temporal como permanente.
Para la realización de un tratamiento de pulpectomía, es necesario que la caries sea muy profunda y afecte de forma directa y notable la parte vital del tiene, es decir la pulpa y los conductos del nervio. Se trata de un tratamiento más radical que la pulpotomía, en este caso es necesario amputar totalmente el nervio del diente.
Indistintamente de si se realiza un pulpotomía o una pulpectomía, posteriormente, deben sellarse los conductos radiculares con el material de recubrimiento pulpar y restaurador correspondiente. En caso de que el odontopediatra lo considere necesario, debido a un mayor o menor grado en el deterioro de la corona, será necesario finalizar la reconstrucción con una corona metálica o de circonio.
Los dientes de leche sometidos a una pulpotomía o endodoncia infantil, quedan ahuecados y con las paredes debilitadas. Una simple restauración que rellene el hueco como un empaste, no es suficiente para evitar posibles complicaciones. Para devolver la integridad a la pieza y proteger el diente, es necesario reforzar las paredes del diente y hermetizar su interior, mediante una funda o corona preformada para el diente infantil. Esto ayuda a preservar el diente tratado hasta que se produzca el recambio dental.
Existen dos tipos de coronas infantiles: metálicas y cerámicas. Las primeras, de acero inoxidable resultaban muy prácticas pero antiestéticas. Las segundas, desarrolladas recientemente, han dejado a las primeras en desuso. Son más naturales y protegen al diente sin obviar la estética, imitando perfectamente el color de la dentición con un material como el zirconio que es muy bien tolerado por la encía, disminuye el riesgo de padecer gingivitis e irritación de la encía alrededor de la corona y, apenas se nota.
No obstante la posibilidad de recibir el tratamiento adecuado antes la aparición de caries o el sufrimiento de un traumatismo, lo mejor es la prevención y mantener una correcta y adecuada higiene bucal desde la infancia.