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Sobre el síndrome del ojo seco

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Sentir molestias en los ojos es algo bastante frecuente. A causa de la falta de sueño, alergias, mala visión o cualquier otro síntoma o patología de carácter ocular o que derive en trastornos visuales, se pueden diferentes molestias que, sin ser incapacitantes pueden menguar la calidad de vida. Una de las alteraciones más comunes que se producen en la superficie de la cornea y la conjuntiva es la conocida como síndrome de ojo seco.

Como nos sugieren la Dra. Cecilia Rodríguez profesional de la cirugía plástica ocular, hay que prestar atención a este tipo de síntomas que, bien pueden ser simplemente debidos al ojo seco o, a causa de otra patología subyacente.

El síndrome del ojo seco se genera por falta de lágrima o por la mala calidad de la misma. En consecuencia, de esta mala lubricación del ojo, pueden producirse molestias oculares, problemas visuales e incluso, lesiones en la cornea y la conjuntiva. Se trata por lo tanto, de una enfermedad que consiste en la escasez de la cantidad de lágrima o el deterioro de su calidad que produce inflamación de la superficie ocular. Suele tener un curso bilateral, es decir, afectar a ambos ojos, y su incidencia, suele ser mayor en mujeres que en hombres aunque se trata de un problema bastante común que afecta a un gran porcentaje de la población.

Entre sus principales síntomas, cabe destacar las molestias como el escozor, quemazón, ardor, sensación de sequedad y notar como si hubiera arenilla en el ojo, visión borrosa y fluctuación de la propia agudeza visual. Los síntomas, pueden verse agravados por encontrarse en ambientes secos y con bajos niveles de humedad o en los que se produce mucho viento. Otra de las causas que pueden agravar el problema es fijar la vista y parpadear poco.

Por qué se produce sequedad en el ojo

Este síndrome tan habitual, consiste en una enfermedad multifactorial, lo que quiere decir que las causas y factores que lo implican pueden ser varios. Siendo la alteración hormonal uno de los factores preponderantes por generar una mala función de las glándulas que producen la lágrima y disminuir la secreción de la misma. No hay que olvidar que el síndrome del ojo seco, puede ser secundario a otra serie de enfermedades sistémicas de carácter autoinmune como pueden ser la artritis reumatoide, el lupus sistémico eritematoso o el síndrome de Sjogrem.

Cuando no se trata de un síntoma procedente de otra enfermedad, los factores de riesgo que pueden llevar a un paciente a desarrollar síndrome de ojo seco son los siguientes:

  • La edad y el sexo. Como ya hemos comentado, esta enfermedad se da más en mujeres que hombres. A mayor edad, más posibilidad de desarrollar ojo seco.
  • Utilizar lentillas, colirios de forma continua o haber pasado por alguna cirugía ocular, pueden por igual desembocar en ojo seco.
  • Parpadeo infrecuente o cierre incompleto del parpado es otro de los factores de riesgo para sufrir esta enfermedad.
  • Las enfermedades autoinmunes, como ya hemos comentado.
  • La toma de medicamentos sistémicos como antidepresivos, antihipertensivos o antihistamínicos, entre otros, cuentan como efecto secundario con la sequedad del ojo.
  • El cada vez más frecuente e inevitable uso abusivo del ordenador o los aparatos electrónicos, dispositivos móviles, etc. Al tener que mantener la vista fija disminuye la frecuencia del parpadeo, aumenta de este modo la evaporación de la lágrima de la superficie ocular, secando el ojo.
  • Los ambientes secos y poco húmedos o donde hace mucho viento.

Debido a estas causas, puede desarrollarse ojo seco. La película lacrimal, consiste en tres capas: la capa lipídica que producen las glándulas de Meibomio, en los parpados, la capa acuosa producida por las glándulas lacrimales principales y, la capa mucina que generan las células de la superficie ocular. A razón de esto, encontramos tres variantes de ojo seco.

El causado por un déficit de la capa acuosa, donde se da un déficit en la cantidad de lágrima adecuada; un déficit de la capa lipídica, donde la cantidad de lágrima es normal pero falta la capa externa (consistente en lípidos) que evita la evaporación excesiva de la película lacrimal. Cuando existe un déficit tanto de la capa acuosa como de la capa lipídica, se produce un cuadro mixto, siendo el patrón de ojo seco más habitual.

Evitar el síndrome del ojo seco es posible

Si bien es cierto que suele tratarse de una enfermedad que se hace crónica, algunos de los factores de riesgo que desencadenan su aparición, son fácilmente prevenibles. Por ejemplo, el abuso del ordenador y dispositivos electrónicos para leer o visionar imágenes se puede limitar. Así como el uso de lentes de contacto que puede minimizarse compatibilizando con el uso de gafas.

En el caso de que no sea posible utilizar el ordenador durante horas prolongadas, es conveniente parpadear con frecuencia y descansar, al menos cinco minutos por cada hora. Cuando la causa de ojo seco se debe a este factor, se denomina síndrome visual del ordenador.

Proteger los ojos del viento y el exceso de sol, utilizando gafas es otra forma de prevenir el ojo seco cuando el factor desencadenante es la climatología adversa.

Diagnóstico y tratamiento del ojo seco

Generalmente, las molestias que produce el síndrome del ojo seco, no suelen ser tenidas muy en cuenta por darse de forma puntual. Sin embargo, es muy importante acudir al especialista para determinar su presencia y las causas del mismo. Aunque puede cursar de forma aislada, ya hemos comentado que el síndrome del ojo seco, puede ser síntoma de otra enfermedad y no enfermedad por si mismo. En cualquier caso, las molestias, si no son tenidas en cuenta, pueden derivar en problemas mayores como lesiones en la córnea.

Algunas de las pruebas o procedimientos que llevará a cabo el especialista para determinar la causas y existencia de los ojos secos, son las siguientes:

  • En primer lugar, se llevará a cabo un examen ocular exhaustivo que incluirá los antecedentes completos de salud general y ocular.
  • Hacer una prueba especifica para medir el volumen de las lágrimas mediante la prueba de Schimer. Esta prueba, consiste en la colocación de papel secante bajo los párpados inferiores. Transcurridos cinco minutos, se miden las tiras humedecidas. Otra opción es hacer la prueba del hilo, colocando un hilo rojo con fenol, cuyo color cambiará al contacto con las lágrimas. Tras quince segundos se mide el volumen de las mismas.
  • También puede hacerse una prueba que determina la calidad de las lágrimas, utilizando tintes especiales en gotas oculares para determinar el estado de la superficie de los ojos. Con esta prueba se buscan patrones de manchas en las corneas y se mide el tiempo que tardan en evaporarse las lágrimas.
  • Mediante la prueba de osmolaridad lacrimal, se mide la composición de las partículas y agua en las lagrimas siendo este inferior en el caso de ojo seco.
  • Una muestra de lágrimas en la que se buscan marcadores que incluyen un aumento de los niveles de metaloproteinasas de matriz-9 o una disminución en los niveles de lactoferrina.

Las pruebas diagnósticas, son mínimamente invasivas y ofrecen resultados inmediatos con lo que no hay que esperar para saber si se sufre de ojo seco. En la misma consulta, puedes salir con un diagnóstico y su consiguiente tratamiento.

En muchos de los casos, al tratarse la causa subyacente que hace que se desarrolle el ojo seco, se minimizan los síntomas del ojo seco. Un ejemplo claro es cuando la causa es un medicamento, en este caso, basta con cambiar el mismo para que desaparezca la enfermedad.

Cuando se genera por algún tipo de afección en los párpados, la solución, puede pasar por una cirugía que resuelva el problema.

No obstante, para la mayoría de los casos, se instauran tratamientos farmacológicos, dirigidos a tratar directamente la sequedad ocular. Dentro de los medicamentos más utilizados, se encuentran:

  • Fármacos para reducir la inflamación del párpado.
  • Gotas para controlar la inflamación de la córnea a base de ciclosporina o corticoides. Esto no es recomendable a largo plazo debido a los efectos secundarios de los corticoides.
  • Insertos oculares que funcionan como lágrima artificial. Estos insertos del tamaño de un grano de arroz, se inserta en el parpado inferior y se disuelven lentamente lubricando el ojo.
  • Estimulantes de las lágrimas como los colinérgicos que ayudan a aumentar la producción de lágrima. Están disponibles en pastillas, geles y gotas para los ojos.
  • Uno de los tratamientos más novedosos, es el uso de gotas elaboradas con la propia sangre. Estas gotas se denominan gotas de suero autólogo sanguíneo. Se trata de una opción en casos de sequedad ocular grave que no responde ante ningún tratamiento. Para elaborar estas gotas, se procesa una muestra de sangre de la que se extraen los glóbulos rojos y se mezclan con una solución salina.
  • Atomizadores nasales para aumentar la producción de lágrimas.

Estos son algunos de los tratamientos más utilizados cuando se trata de casos leves o moderados. Para los casos más graves, existen otros procedimientos que el especialista puede recomendar.

Así como la aplicación de productos de venta libre que los farmacéuticos pueden recomendar sin necesidad de recurrir a medicamentos con efectos adversos, en casos de ojo seco leve.

 

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