Técnicas para reducir el miedo al dentista

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La visitas al dentista periódicamente son fundamentales para que se mantenga una óptica salud bucodental. Está claro que todos tenemos nervios cuando toca revisión, incluso hay pacientes que llegan a sentir bastante miedo a que se les explore la boca. Un malestar que tiene nombre, se le llama odontofobia.

El miedo al dentista está relacionado con experiencias pasadas

La odontofobia está relacionada con el hecho de haber tenido una experiencia mala en el pasado. Aunque el miedo es algo libre y de cada persona, tenemos herramientas que hacen que esto no sea problemático para trabajar.

Los pacientes en este sentido tienen cierto miedo y se deben someter a tratamientos más complejos como colocar implantes, que tienen a su alcance la opción de la sedación consciente.

Cuando hablamos de la sedación consciente lo hacemos de una técnica que es aplicada de forma intravenosa y donde se administra una medicación con la que el paciente puede encontrarse en un estado de relajación y de tal forma que no sienta nada en el procedimiento.

Los doctores hacen una recomendación con la sedación consciente, en especial cuando el paciente lo que haga sea rechazar el tratamiento por el miedo, desde los que son más fáciles como reconstruir o raspar hasta cirugías que sean más difíciles de realizar, donde el propio cansancio del paciente o la duración de ellas hacen que sea precisa la sedación para poder trabajar de forma más cómoda.

Como dicen también los profesionales dentales de mesiodens.es, las malas experiencias del pasado nos condicionan. Hablamos del miedo al dolor, las agujas o los instrumentos dentales. También puede que sientan cierta vergüenza por el estado de la boca o que hayan perdido el control por la situación en la que está.

Vamos a ver algunos remedios para no sufrir tanto al acudir al dentista:

Ir a la clínica antes de que se realice la primera consulta

Así es como se puede conocer al personal y el ambiente. Recomendamos informar de que se sufre ansiedad o el miedo al profesional para tenerlo en mente.

Elección de una cita a primera hora para evitar que haya esperas y que no se acumule la ansiedad a lo largo del día

Programación de una primera visita que es poco invasiva de tal forma que se conozca más al dentista y se gane confianza. Lo mejor es que la primera consulta la hagamos para un tratamiento que sea fácil y que no dure mucho, caso del diagnóstico, una limpieza o una radiografía.

Llegar a un acuerdo de señal para que se pare si hay agobios

El paciente debe hablar de su problema en materia de ansiedad al dentista y que se establezca la señal, como puede ser como el levantar la mano para que se detenga el tratamiento siempre que se necesite.

Escuchar música que sea relajante

Pensemos que la música es un buen aliado para poder relajarse, puesto que lo que hace es ayudar a que se deje de oír los sonidos que provocan ansiedad.

Pensemos que la sedación como tal es una opción para relajarse, tanto con fármacos que te llegue a recetar el odontólogo o mediante el óxido nitroso.

Profundizando más en el tema

De los temas más importantes que hay en el campo de la odontología es el miedo a ir a la clínica dental. De la misma forma, durante años dicho tema se ha desvanecido, todo ello gracias a la aparición de nuevas tecnologías y diversos avances en los tratamientos que lo que han permitido es que se vayan desarrollando técnicas que causarán menos dolor a los pacientes.

Hay que pensar muy bien esta clase de temores y encontrar algunas causas, donde algunas de ellas es posible que se remonten a algunas malas experiencias, lo que puede suceder mucho a los niños, por no hablar por las clásicas “historietas urbanas” que cuenten unos y otros.

El estar durante bastante tiempo con la boca abierta, el propio pinchazo que se realiza con la anestesia o los ruidos que hacen los aparatos que se usan, así como estar pensando en lo que puede costar el propio tratamiento.

Los especialistas ya conocen de forma sobrada estos miedos y se han preparado de forma constante para contar con un buen servicio y así poder evitar las molestias que puedan producirse a los pacientes.

De las recomendaciones más interesantes que se pueden dar para no tener estas molestias o miedos se pueden dividir en dos partes: el antes y el después.

Consejos antes de ir al dentista

Es posible visitar algunos días antes la consulta o la clínica, consultando las dudas que podamos tener sobre el tratamiento al que nos queramos someter. Todo ello es de gran utilidad para conocer más en profundidad al detalle, el procedimiento y el coste en lo económico, así como no agobiarnos mucho por esto.

Es de gran importancia conocer bien el sitio y que el mismo nos vaya a transmitir la confianza que necesitas para acudir.

Se debe recurrir a los amigos y familiares, en especial por si cuentan con algún dentista en la cabecera y si son recomendables. Contar con muchas opciones es un punto de lo más interesante para que no se produzcan los diferentes temores al respecto.

En el caso de que hayamos decidido acudir al dentista, lo mejor es que no se piense ni se obsesione uno con la cita. Estar relajado antes puede que sea de gran utilidad.

Pensamos que tener la compañía de familiares o amigos puede ser algo positivo, pues a todos nos gusta que nos reconforten siempre por personas que nos den esa calma y seguridad que tanto necesitamos.

Cuando se hace la primera visita, por lo general ello vale para tomar en contacto, pues es una revisión en donde el dentista va a poder hacerse una idea del tratamiento que va a precisar el paciente.

Y cuando estamos ya en la consulta del dentista…

Se debe advertir a los especialistas del miedo que tenemos. No se debe sentir uno avergonzado, pues es mejor que lo sepa el dentista, pues muchos profesionales se han preparado bien para ello. A la vez que se produce la intervención, podemos pactar una señal como dijimos anteriormente.

De todas formas, aunque sepas todo esto, es fundamental que cuando salgas de la primera consulta tengas toda la información que sea necesario. En el caso de que tengamos miedo a tener dolores intensos, puede ser de gran ayuda para que no sintamos dolor. De las más importantes es que nos seden.

La sedación

Gracias a ella podemos eliminar de forma eficaz, tanto el miedo con los posibles agobios que se puedan producir. De esta forma no vamos a sentir nunca la intervención ni el propio pinchazo, tampoco se escuchan ruidos que puedan molestar. Es similar estar dormido plácidamente, lo que evitará esos temores tan concreto.

El tratamiento con sedación es de lo más ventajoso, pues puede hacerse en una o varias sesiones. La seguridad en las intervenciones es completa, puesto que al haber anestesista hay todas las herramientas con las que obtener buenos resultados.

No se pierde el conocimiento ni habrá alteraciones de la percepción de los sentidos. La sedación consciente de la que antes hablábamos hace posible que se relaje bien el paciente y todo ello esté controlado por los profesionales.

Vamos con los tipos de sedación:

Por inhalación

Aquí lo que sucede es que en la intervención el paciente pasa a respirar gracias a una mascarilla nasal que tiene una base de óxido nitroso, el denominado gas de la risa. Es un procedimiento con efecto rápido, pues en solo unos minutos el paciente se puede recuperar.

Intravenosa

Se utilizan algunos fármacos sedantes aplicados mediante vía intravenosa. De gran utilidad en los tratamientos de más larga duración, como sucede en las cirugías. Lo mismo que en otra clase de sedación, el paciente es posible que se recupere de forma rápida.

En cuanto finalice la intervención y que se compruebe si no sentimos ninguna clase de molestia en el tratamiento. Así se pierden los miedos a acudir al dentista y ni tener que visitarlo de cara al futuro.

Como has podido ver, existen muchas técnicas con las que es posible que el miedo al dentista se reduca, lo que es vital, en especial para que muchas personas se animen a visitarlo y cuidar como es debido las salud bucodental.

Realmente debería haber en los colegios y lo que es más importante, en casa, un mejor tratamiento de lo que bueno que es tener una buena salud en nuestra boca, pues de esta forma estaríamos más preparados y contaríamos con el debido control de la misma.

De lo contrario, cuando se pasa mucho tiempo sin visitar, las consultas y los tratamientos suelen ser más largos, pues suele haber patologías de diversa índole, por lo que lo mejor es prevenir antes que curar.

Sea como fuere, esperamos que el contenido haya sido de utilidad para ti y en el caso de que haya sido así, no dudes en compartirlo con tus familiares, amigos, o compañeros profesionales.

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